Después del Neo-Expresionismo. El Nuevo Herald, 01.12.2012

CARLOS M. LUIS/ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

La conocida distinción que Nietszche hiciera entre lo que él denominó lo dionisíaco y lo apolíneo, tuvo su momento de mejor definición cuando los expresionistas optaron por la primera a partir de los comienzos del siglo XX. En realidad ese espíritu se manifestó mucho antes y bajo diversas corrientes artísticas y de pensamiento. Podríamos entonces ver en los claroscuros de Caravaggio o en los personajes de Goya, indicios de una constante del espíritu expresionista. También en los dramas de Shakespeare, en los sueños de Quevedo, en el Fausto de Goethe o en la angustia de Kierkegaard, descubrimos trazos de una manera de ver y sentir inclinada hacia lo dionisíaco. La música que parte de Mahler hasta desembocar en Schoenberg o Alban Berg, posee elementos indiscutibles que nos ayudan a comprender mejor la pintura expresionista de un Kokoshka o Emil Nolde. La constante expresionista continuó viva durante el estallido romántico dando señales de renovación hasta nuestros días. Pero el expresionismo en tanto que escuela artística, comienza a dar sus primeros pasos en un siglo que comenzaba a vislumbrarse, como Kafka mejor que nadie lo había barruntado, bajo un tiempo propicio a las hecatombes tanto materiales como emocionales.

Cómo y por qué vías pudo el expresionismo anidarse en varios pintores residentes en Miami, responde a ese viejo adagio portugués que nos dice que Dios escribe derecho a través de vías curvas. Los curadores de la exhibición After Neo Expressionism, pudieron hacer esa lectura, salvando los obstáculos que nos sugieren que en una playa puedan aparecer pinturas repletas de alusiones propicias a representar lo que Unamuno llamó ‘El sentimiento trágico de la vida’.

El expresionismo posee varias facetas: una de estas consiste en representar al ser humano enmascarado o con formas grotescas. El humor, el humor negro naturalmente, yace detrás de esa mirada. Si nos fijamos en la serie de esculturas de Ramón Lago, vemos que sus desnudos poseen cierto carácter que le hubiese gustado a Alfred Jarry cuyo rey UBU parece estar presente en sus bronces. Por otra parte una de sus esculturas: Los Hombres de maíz cae dentro de otra concepción: la de los mitos americanos. La figura humana continúa manifestándose, en aspecto y contenido, en cada uno de los pintores escogidos para esta muestra. Yovani Bauta hace tiempo que viene situándola en el centro de su mirada y en ese centro aparece una vieja tradición que recogen pintores como Egon Schiele o Lucien Freud como bien lo vieran los autores del ensayo dedicado a la exhibición. Pero si la presencia de esos personajes sugieren un acento quizás algo más transparente (en obras como My Grandfather o Sitting in the Park), debido a la tonalidad de sus colores, los seres humanos que pueblan las pinturas de Frank Chinea Iguanzo caen dentro de otra categoría. ¿Quién toca a las puertas de cuadros como Scared o Life Went By? Me parece que el viejo autor de El Proceso le trajo a Chinea los pinceles de Goya para que reprodujera sus visiones agónicas. El contenido impactante de sus figuras e interiores, pintados con gamas sombrías, así lo atestigua.

Quedan dos pintores, uno de estos Vicente Dopico-Lerner que en cuadros como Fuga del Arcángel, introduce un bestiario que por su fuerza expresiva nos recuerdan los que ciertos iluministas medievales quisieron utilizar en sus Apocalípsis. En otro de sus cuadros Nocturno II, sus perfiles femeninos se acentúan al mismo tiempo que deja correr trazos y derrames que forman una madeja envolvente que cubre parte de sus figuras. Carlos Díaz Barrios responde en cambio, a otra perspectiva. En primer lugar porque como poeta, crea sus pinturas partiendo de esa llamada: desde el uso de los pigmentos hasta las técnicas -en algunos casos automáticas- que utiliza para configurar sus series como Llegando a Miami o La Sagrada Familia sorprendemos que la palabra también preside en sus obras como fundamento de su imaginación.

Esta exposición que le debemos a la curadoría de Guillermo Castellanos con la participación de Adriana Herrera, plantea pues una serie de preguntas que me parece que deben ser tomadas en cuenta. En primer lugar: ¿La vigencia de expresionismo continúa siendo auténtica? O en segundo lugar, dado que esa tendencia opta por la artesanía pictórica ¿Qué alternativa viable presenta ante la ausencia de ésta a favor del arte conceptual tan a la moda? Desde muchos puntos de vista una exposición como After Neo-Expressionism puede responder a esas preguntas de acuerdo con el talante de cada cual. Por lo que a mí me toca, puedo confesar que ambas preguntas poseen una respuesta positiva. Bajo el sol miamense tan propicio a quedarse en la piel, estas pinturas arrojan su luz hacia lo más hondo.

Carlos M. Luis es historiador de arte, escritor, curador y conferencista en galerías y museos.

La exposición ‘After Neo-Expressionism’ presentada por Aluna Art Foundation en Barrio Workshop Artspace, hasta el 7 de febrero. Un catálogo de la autoría de Guillermo Castellanos y Adriana Herrera se encuentra disponible. 518 West Flagler St. (305) 305-0896.